“Sobre la bici, cualquier día puede ser el mejor si consigues superarte”

Beatriz Vargas compagina su trabajo de fisioterapeuta en el hospital HLA Mediterráneo con su pasión por el ciclismo. Madre de dos hijos, asegura que sacrifica muchas horas de sueño para que su familia no note su ausencia durante los entrenamientos.

Encima de una bicicleta desde hace más de 16 años, pasó de realizar este deporte en la montaña a la carretera porque, a pesar de que la primera puede resultar muy estimulante y divertida, conlleva una mayor frecuencia de caídas y precisamente esto es lo que menos le gusta de su deporte: las caídas. Especialmente cuando ve caer a compañeros, “se te corta la respiración”, asegura. De las nueve pruebas en las que ha participado este año, ha hecho podio en siete y confiesa que su sueño sería llegar a la tercera edad montando en bici, aunque sea para ir a comprar el pan.

Fue pionera en el ciclismo femenino de su ciudad, Almería, y tras ganar su última prueba, la Marcha Ciclodeportiva de la Comarca de Níjar, nos cuenta cómo llegó a engancharse a este deporte.

¿Cómo te llegó la pasión por la bicicleta?

Yo era profesora de ciclismo indoor y de ahí empecé a salir a rodar a la calle. El ciclismo al aire libre aporta un plus de motivación gracias al entorno, los paisajes y la conversación con los compañeros. Al principio me lancé al ciclismo de montaña y hace unos años me decanté por el ciclismo de carretera. El primero puede resultar muy divertido y estimulante, sobre todo por el hecho de salir del asfalto y el contacto con la naturaleza, pero también conlleva un nivel de destreza importante y la frecuencia en caídas es mayor.  

¿Cuánto sueles entrenar?

En plena temporada se suele entrenar entre 5 ó 6 días a la semana. Claro que no todos los días con la misma intensidad ni cantidad de kilómetros. También es recomendable entrenar algunos días en el gimnasio o en la piscina… Eso es lo ideal. Luego está la realidad, que no hay tiempo entre trabajo, niños, compromisos… Y hay que tirar de rodillo y entrenamiento con gomas en casa y los fines de semana intentar hacer escapadas más largas. 

¿Cómo compaginas el deporte con tu vida personal y profesional?

Trabajo en el Hospital HLA Mediterráneo de Almería, tengo jornada intensiva de mañanas y eso me deja tiempo libre para entrenar, para estar con los niños y el resto de obligaciones. Por lo demás, mi vida social se mueve en torno al ciclismo. La salida en bicicleta con amigos es lo más terapéutico que hay. Vuelves a casa relajada y con las pilas cargadas para afrontar el día. 

¿En qué carreras has conseguido podio?

Hace pocos días mis hijos jugaban con los trofeos que están sobre un mueble del salón, y les dije que ¡ojalá tuviéramos que comprar un mueble más grande! Creo que contaron 15, pero no me fiaría mucho de sus cuentas pues tienen cuatro y seis años (risas). Este año he corrido nueve pruebas ciclistas, de las cuales me retiré en una por mal tiempo e hice podio en siete. 

Has sido pionera en el ciclismo femenino de tu provincia ¿cómo ha sido esta progresión para que cada vez sea más equitativo el número de hombres y mujeres en este deporte?

Aún está lejos la participación equitativa de la mujer en el ciclismo amateur. Es cierto que va en aumento y es más frecuente ver a una mujer integrada en grupos de ciclistas, pero el miedo a no ser capaces de aguantar los ritmos que se imponen acobarda bastante y frena a muchas compañeras a salir con grupos de hombres.

¡Hay que perder el miedo! En mi ciudad (Almería) surgió una iniciativa, un pequeño grupo de mujeres que decidieron unirse para hacer quedadas en bici con el lema «Ninguna mujer sola». Ese grupo lo bautizamos como ‘Las Pitas Cycling Girls’. Vamos a cumplir 3 años de aquella iniciativa y ya somos 150 pitas que se han atrevido a coger su bici y salir a rodar. Es más, en mayo de este año creamos el primer club ciclista femenino en Almería, ‘La Amatista’, con el objetivo de fomentar el ciclismo femenino en competición y tener más presencia en los eventos deportivos que se celebran por toda la península.

Afirmas que te quitas caprichos de lo cotidiano para practicar ciclismo. ¿Qué tipo de caprichos son?

Principalmente el mayor sacrificio son las horas de sueño. Entrenamos muy temprano para que en casa no se note tanto nuestra ausencia. Y luego está la importancia de la alimentación. No me cuesta mucho comer bien, pero sí sacrificar la cerveza y la bollería con chocolate ¡Me pierde!

¿Cuál es el mejor momento que has tenido encima de las dos ruedas? ¿Y el peor?

Difícil pregunta. El mejor momento de este año creo que ha sido superar la prueba ciclista de Berja: ‘La Indomable’ (200 kilómetros con 4.000 metros de desnivel acumulado). La satisfacción personal cuando entras a meta y te abrazas a tu entrenador llorando como una niña no se puede explicar con palabras. Pero cualquier día puede ser el mejor solo por rodar con el máximo desarrollo de la bici, con ritmo constante, en grupo o en solitario (sin duda más divertido en grupo), o bajar por una carretera de montaña con grandes curvas y trazarlas sin tocar el freno… ¡Uf! se te ponen los pelos de punta. O ver a mis hijos esperándome en un arcén para animarme, me hacen llorar de alegría y emoción.  El peor momento, sin duda, cuando ves a un compañero caer. Se te corta la respiración. ¡¡Esto y el frío, que no lo soporto!! 

¿Qué te aporta el ciclismo en tu día a día?

Liberación del estrés, las ataduras, los malos rollos. Es una superación constante aunque tengas un mal día porque llegas a casa y te dices, ¡el próximo día me tengo que superar! Y adicción, a veces no de la buena, porque quieres más y más y, si no puedes, los niveles de enfado hacen que no te soportes ni tú misma. 

¿Un sueño por cumplir en este deporte?

Poder llegar a la tercera edad y conservar salud para montar en bicicleta aunque sea para ir a comprar el pan…

¿Recomiendas el ciclismo como deporte para mantenernos en forma?

Por supuesto. Es un ejercicio con poco impacto para las articulaciones. De hecho, en rehabilitación es de los primeros ejercicios que permitimos hacer en la mayoría de las intervenciones quirúrgicas de miembro inferior. Resulta un entrenamiento cardiorespiratorio estupendo por lo fácil que resulta controlar las pulsaciones y la intensidad del ejercicio (movimiento cíclico). En relativamente poco tiempo eres capaz de aguantar más de media hora pedaleando (el consumo de grasas se acentúa con los entrenamientos de larga duración y moderada intensidad). Aunque, si hay que decir algo negativo del ciclismo, es lo duro que se hace adaptarse al sillín de la bici…