La Fundación ASISA, junto al Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés, la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, y la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense (UCM), ha organizado el Seminario de Biomedicina, Ética y Derechos Humanos que, en su XVI edición, se ha centrado en la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a la medicina.
El Seminario ha estado coordinado por el director del Centro de Estudios Gregorio Marañón de la Fundación Ortega-Marañón, Fernando Bandrés; Benjamín Herreros, director del Máster Universitario en Bioética Clínica; Sara Bandrés, investigadora del Centro de Estudios Gregorio Marañón y la Dra. Maria Tormo, directora de Planificación y Desarrollo de ASISA y presidenta del Comité de Bioética y Derecho Sanitario Lavinia-ASISA.
Uno de los retos que se debaten en las jornadas es el uso de la inteligencia artificial en salud. “La confidencialidad, la dignidad, la autonomía, la propiedad de los datos y otros muchos aspectos se complican con el uso de las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas, y con el empleo de la IA”, reconoce el catedrático Fernando Bandrés. En su opinión, “las grandes amenazas se ciernen sobre la seguridad y gestión de los datos de salud (lo que, entre otras cosas, obliga a crear un nuevo modelo de historia clínica), el uso de algoritmos, el anonimato, la transparencia en el manejo de la IA, el derecho a la información y los riesgos de discriminación”.
Para Benjamin Herreros, “la inteligencia artificial puede hacer que las decisiones médicas se modifiquen radicalmente, que no se tomen decisiones humanas sino en base a algoritmos y análisis de datos”. Como señala este experto, “todo esto repercute directamente en el núcleo de la Medicina: la relación médico-paciente, la confianza, la responsabilidad de las decisiones, la libertad y autonomía del paciente…”. Y es que, según añade, “la revolución más importante que se ha registrado en Medicina desde Hipócrates es la que se está produciendo por la IA”.
Por todo ello, el Seminario, que este año se ha celebrado en la sede de la Fundación Ortega-Marañón, se focaliza particularmente en evaluar los retos que plantea la inteligencia artificial. “Estos nuevos recursos aplicados en Medicina aportan seguridad en los procesos diagnósticos y terapéuticos, pero también podrían consolidar sesgos y errores previos, sobre todo porque desconocemos los algoritmos que están detrás y quién y cómo se validarán, así como se plantea un nuevo reparto de responsabilidades en la asistencia sanitaria”, afirma María Tormo Domínguez, directora de Planificación y Desarrollo de ASISA y presidenta del Comité́ de Bioética y Derecho Sanitario Asisa-Lavinia, quien considera “esencial reflexionar, desde la Medicina, las Ciencias de la Salud en general y otras disciplinas, sobre el alcance de la IA”.
Los expertos en Bioética consideran que los procedimientos guiados por IA y que tienen aplicaciones en salud deberían seguir un patrón similar a lo que sucede, por ejemplo, con la aprobación de fármacos. En medicina se aprueba el uso de medicamentos, de productos sanitarios y de dispositivos técnicos tras un proceso riguroso de comprobación de la seguridad y de la eficacia de estos. A juicio de María Tormo, “estos procedimientos deberían trasladarse (con la necesaria adaptación) a la IA”.
Respecto a la urgente necesidad de evaluar el nuevo reparto de responsabilidades que requiere la IA, la directora de Planificación y Desarrollo de ASISA se pregunta “¿qué ocurriría si falla la IA, o es que no fallará nunca?”. Y, además, se reclama un concienzudo estudio sobre los límites de la IA en salud. “Todos estos estudios deberán ser multidisciplinares y, de hecho, estamos preparados para realizarlos”, señala María Tormo. En el caso concreto de ASISA, “desde el año 2008, cuando creamos nuestro comité de bioética, trabajamos para responder, con el mayor rigor posible, a los dilemas y conflictos éticos que se dan en la práctica clínica y estamos muy atentos a las nuevas iniciativas, incluidas las que llegan de la mano de la IA”.